LA NOVELA DEL 98: UNAMUNO Y BAROJA
1.- CONCEPTO DE “GENERACIÓN DEL 98”.
1.1.- Expresión.
1.2.- Juventud del 98. El grupo de “Los tres”.
1.3.- Madurez del 98.
1.4.- Significación literaria. Estilo.
2.- EXISTENCIALISMO LITERARIO.
2.1.- Crisis de la razón.
2.2.- El Existencialismo literario.
2.3.- La Religiosidad literaria.
3.- LA NOVELA DEL 98.
3.1.- Características generales.
3.2.- Autores:
..........3.2.1.- Miguel de Unamuno.
a/ Estudio de la obra en general.
b/ Estudio de San Manuel Bueno, mártir.
..........3.2.2.- Pio Baroja.
a/ Estudio de la obra en general.
b/ Estudio de El árbol de la ciencia.
1.- CONCEPTO DE “GENERACIÓN DEL 98”.
1.1.- EXPRESIÓN.
El término “generación” proviene de la ciencia, y con el paso de los años ha ido cayendo en desuso. En la actualidad suele utilizarse en concepto “grupo”. Llamamos “generación del 98” al grupo de escritores que desempeñan su labor artística a finales del S. XIX, coincidiendo con la pérdida de las últimas colonias españolas, por lo que el panorama general que imperaba en España era de tristeza, angustia y desasosiego a raíz del desastre. Dicha pérdida supuso que los intelectuales hicieran un examen de conciencia nacional. Trataban el tema que se conoció como “problema de España”. Fue Azorín el que, en 1913, en una colección de artículos del ABC, acuñó el término de “generación del 98”. Desde su punto de vista, estaba formada por todos aquellos que tenían en común un espíritu de protesta, un profundo amor al arte, y la influencia de parnasianos y simbolistas franceses. Para Azorín, el grupo contaba con autores de la talla de Unamuno, Baroja, Maeztu, Valle Inclán, Jacinto Benavente y Rubén Darío. El grupo más aceptado hoy día lo constituyen Unamuno, Baroja, Azorín y Maeztu. En el caso de Valle Inclán y Machado, tanto por la evolución como por el estilo, no pertenecen al 98. Muchos de ellos, sobre todo Baroja, se quejaron del nombre del grupo, ya que no querían ser vinculados a un acontecimiento histórico tan desagradable.
.1.2.- JUVENTUD DEL 98.
En general, procedían de familias de clase media con un nivel cultural aceptable. Fue la primera generación de intelectuales que adoptaron un sentido crítico hacia su época. Casi todos provienen de lugares periféricos de España, aunque se juntan y se conocen en Madrid. El grupo evolucionó desde un inicio algo radical (ya que muchos eran vehementes anarquistas) hacia posturas más moderadas, derrotistas, cayendo finalmente en el desengaño, en el escapismo, etc. Unamuno perteneció al Partido Socialista, escribió en revistas prohibidas, subversivas, pero acabó teniendo muchísimas contradicciones personales; en 1936 alaba a Franco, pero a los pocos meses, el 12 de octubre, día de la Hispanidad, utiliza en un discurso la ya célebre frase “venceréis pero no convenceréis”. Ramiro de Maeztu también fue anarco-socialista, y acabó por ser el portavoz de la derecha nacionalista vasca. José Martínez Ruíz “Azorín” pasó también del anarquismo a la derecha conservadora. Baroja, tal y como expresa en El árbol de la ciencia, comulgó con el anarquismo en su juventud, denunciando las injusticias sociales, y poco a poco se fue haciendo más moderado hasta caer en el escepticismo. Con Valle Inclán y Antonio Machado, coetáneos del 98, ocurre la transformación contraria, van de menos a más.
Baroja, Azorín y Maeztu escribían artículos firmados conjuntamente, y fueron denominados “el grupo de los tres”. En 1901 firman un manifiesto con el cual pretenden colaborar para reformar la sociedad. La solución a los problemas de España está en lo que ellos llaman “la ciencia social”, es decir, aplicar los conocimientos científicos para solucionar los problemas sociales. Proponían la “prosa científica”, sin excesivos adjetivos, frases cortas, etc. Hacia 1905 “el grupo de los tres” se dispersa, y adoptan posturas idealistas tras no poder cambiar la sociedad, incluso terminan teniendo ideas de fracaso, e incluso escepticismo, pues saben que no van a conseguir nada.
1.3.- MADUREZ DEL 98.
Hacia 1910 dice Azorín que ya cada autor escribe de forma diferente, y es el momento de máxima creatividad, aunque a todos los sigue uniendo ese anhelo idealista. Los tres temas fundamentales de la “generación del 98” son:
- Como base Nietzche, Shopenhauer, Kierkegaard y Henry Bergson para tratar el tema del pesimismo, el malestar, etc.
- Las preocupaciones religiosas y existenciales, donde pierden la fe. Como Unamuno, no cree, pero quisiera creer. Se anticipa al movimiento filosófico-literario de mediados de siglo, llamado Existencialismo.
- El tema de España.
1.4.- SIGNIFICACIÓN LITERARIA. ESTILO.
Junto con el Modernismo, esta generación contribuyó a la renovación literaria española de principios de siglo, rechazando, principalmente, la retórica de la literatura anterior. Sus fuentes fueron:
- Postulados muy cercanos a Mariano José de Larra.
- Los autores clásicos, los sencillos, como Fray Luis, Quevedo y Cervantes.
- Los autores medievales, el Cantar de Mio Cid como regreso a la verdadera Castilla, la del principio. También Berceo, Manrique y el Arcipreste de Hita.
Se busca el origen de la España de antes, la Castilla valiente, creyente, etc. Hacen excursiones a los pueblos castellanos para ver cuál es el problema, a los lugares que habían sido cuna del país. Piensan que el paisaje árido de Castilla ha influido en el carácter: personas rudas, duras, sin iniciativa, conservadores, etc. Todo ello lo explican en sus libros de viajes, dando a conocer todo el romanticismo de otro tiempo y que ahora está eclipsado. Inventan Castilla, es decir, quieren restablecer lo que fue por medio de lo que hay.
Para todo ello, utilizan un estilo:
- Antibarroco y poco complicado, muy fácil de entender.
- Les importa el contenido y no la forma.
- Es un estilo sobrio, sin adornos.
- Se prefiere el léxico tradicional, revitalizando la lengua coloquial, yendo a la propia etimología.
- Siempre late el lirismo en todo lo que se dice, de tal manera que eso hace que haya una estrecha relación entre el paisaje y el carácter de sus habitantes.
En cuanto a los géneros utilizados, destacar que, como innovación, los miembros del 98 utilizaron el ensayo, creado por Montaigne. El otro gran género es la novela, pero radicalmente renovada, y el teatro de Valle Inclán. En resumen, toda la producción es muy intelectual, muy meditada y muy triste, hasta el punto de ser llamados “los preocupados”. Concretamente, Antonio Machado los describe así:
- Les importa el contenido y no la forma.
- Es un estilo sobrio, sin adornos.
- Se prefiere el léxico tradicional, revitalizando la lengua coloquial, yendo a la propia etimología.
- Siempre late el lirismo en todo lo que se dice, de tal manera que eso hace que haya una estrecha relación entre el paisaje y el carácter de sus habitantes.
En cuanto a los géneros utilizados, destacar que, como innovación, los miembros del 98 utilizaron el ensayo, creado por Montaigne. El otro gran género es la novela, pero radicalmente renovada, y el teatro de Valle Inclán. En resumen, toda la producción es muy intelectual, muy meditada y muy triste, hasta el punto de ser llamados “los preocupados”. Concretamente, Antonio Machado los describe así:
Sentado ante la mesa de pino, un caballero
escribe. Cuando moja la pluma en el tintero,
dos ojos tristes lucen en un semblante enjuto.
El caballero es joven, vestido va de luto.
……………………………………………………………
La tarde se va haciendo sombría. El enlutado,
……………………………………………………………
La tarde se va haciendo sombría. El enlutado,
la mano en la mejilla, medita ensimismado.
En cuanto al colorido, muchísima sobriedad, justamente lo contrario al Modernismo. También hay influencia del paisaje. El antirretoricismo va a ser un elemento fundamental, ya que casi no aparecen figuras retóricas.
Como resumen, señalar que la renovación estética que suponen tanto el 98 como el Modernismo es tal que esta época es conocida como “la edad de plata”, y llega hasta 1936, momento en el que se ve truncada con la Guerra civil española.
2.- EL EXISTENCIALISMO LITERARIO.
2.1.- CRISIS DE LA RAZÓN.
En esta época la razón va a entrar en crisis. A lo largo de todo el S. XIX se pensaba que mediante la razón se daría fin a todos los problemas existentes, pero los intelectuales terminan por advertir que la razón nunca puede aportar respuestas para los asuntos puramente humanos: amor, miedo a la muerte, soledad, angustia, etc. Dos autores importantes fueron Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud. El primero, con su forma de pensar había creado una escala de valores donde, por primera vez desde Platón, lo primero no era la divinidad, sino el hombre: “Dios ha muerto, viva el hombre”. El segundo, Freud, establece también otra crisis entre la culpa y el pecado. Para él, la culpa no debe tener un sentido religioso. No hay conceptos absolutos de bien o mal según los intereses de la sociedad, por lo que no existe una moral absoluta. Como respuesta a la problemática de no encontrar algo estable, aparecen dos movimientos, el Existencialismo literario y la Religiosidad literaria. Desde un punto de vista artístico, se impone la primera corriente.
2.2.- EL EXISTENCIALISMO LITERARIO.
Entendemos por existencialismo una actitud vital, manifestada en el pensamiento, y con una enorme expresión y trascendencia en la creación literaria. Ocupa desde la segunda mitad del S.XIX hasta bien terminada la Segunda Guerra Mundial. Surgió ante la crisis de la razón y del pensamiento racionalista. No es un movimiento ni mucho menos cerrado o fijo, por lo que los límites entre lo literario y lo filosófico no van a terminar de estar claros, aunque podemos decir que los más importantes filósofos existencialistas surgen en el entorno de la Guerra mundial, mientras que el Existencialismo literario puede estar ya presente en algunas preocupaciones románticas. Por todo ello, vamos a hablar de cuatro etapas diferentes:
1) Crisis general de principio de siglo. Es una época desgarrada. Hay una revolución armamentística, por lo que se producen muchas muertes en la guerra. Los autores europeos más importantes de esta época son Luigi Pirandello (teatro), Rainer Mª Rilke (poesía), y Frank Kafka (narrativa). El último recogió mejor la angustia del ser humano. Para él, el hombre se halla perdido en un mundo en el que la lógica no funciona. Su primera obra, de 1913, es La metamorfosis. Una mañana Gregor Samsa al despertarse se da cuenta de que se ha convertido en una cucaracha. Sirve como metáfora de las personas que, de repente, dejan de entender la sociedad en la que viven y se sienten como criaturas extrañas. En 1914 escribe El proceso, basada en lo absurdo. Joseph K. está acusado de un delito. Acude al juzgado, pero allí nadie sabe explicarle el supuesto delito que ha cometido, ni el lugar al que tiene que acudir. Resulta verdaderamente angustioso. Ya en 1921 escribe El castillo. En este caso, K. es un agrimensor que es contratado para entrar en un castillo. Cuando llega no puede entrar y no encuentra a la persona que lo ha contratado. En definitiva, se plantea un mundo donde reina lo inhumano. Kafka es un propulsor de lo que se llamará la “deshumanización”.
2) Los años veinte y treinta. Período de “entreguerras”. El pensamiento se debate entre el escepticismo y el cristianismo trágico. Los autores que destacan son Herman Hesse, Antoine de Sant Exupery, Aldous Huxley y Thomas Mann, todos novelistas.
3) Segunda Guerra Mundial y Posguerra. Es una época de reflexión seria y de existencialismo ateo. Esta etapa es la verdaderamente existencialista, y sus dos principales autores son Jean Paul Sartre y Albert Camus, ambos filósofos y novelistas. Sartre es más filósofo que Camus, aunque también escribe novela y teatro, siempre al servicio del existencialismo. Concibe un mundo sin Dios, luego, si no existe Dios el mundo se mueve sin una finalidad, de modo que el ser humano es cuerpo y conciencia, y tiene un atributo, que es el libre albedrío. Ahora bien, se angustia ante esta responsabilidad que supone crearse una personalidad propia, como trata en Las manos sucias. Plantea también el tema de la incomunicación humana en su obra teatral A puerta cerrada. Tres personajes condenados a vivir en la misma habitación eternamente llegan a la conclusión de que el infierno está en los demás. Sartre recoge todas sus ideas en un libro titulado El ser y la nada.
En el caso de Camus, es mejor escritor que pensador. Le fue concedido el Premio Nobel y se negó a recogerlo como medida de protesta. Ha influido mucho con sus novelas, donde plantea esa problemática existencial, como puede apreciarse en El extranjero, La peste, El mito de Sísifo y El hombre en rebeldía. En el caso de la primera obra, encontramos un trabajador que rechaza enérgicamente un ascenso. Su pareja, tras muchos años de noviazgo desea casarse, y él no quiere. Su madre está en una residencia y muere. Éste se queda dormido en el velatorio. Es extranjero, diferente a la mayoría. Estando en la playa, un árabe lo deslumbra con una navaja y, por tanto, lo mata. Es condenado a muerte, y cuando el cura le va a dar la extremaunción lo echa.
4) Décadas de los cuarenta y cincuenta. Lo principal es el teatro de lo absurdo. Se plantean problemas del ser humano, pero de manera absurda, grotesca, dejando dolor, angustia, etc.
2) Los años veinte y treinta. Período de “entreguerras”. El pensamiento se debate entre el escepticismo y el cristianismo trágico. Los autores que destacan son Herman Hesse, Antoine de Sant Exupery, Aldous Huxley y Thomas Mann, todos novelistas.
3) Segunda Guerra Mundial y Posguerra. Es una época de reflexión seria y de existencialismo ateo. Esta etapa es la verdaderamente existencialista, y sus dos principales autores son Jean Paul Sartre y Albert Camus, ambos filósofos y novelistas. Sartre es más filósofo que Camus, aunque también escribe novela y teatro, siempre al servicio del existencialismo. Concibe un mundo sin Dios, luego, si no existe Dios el mundo se mueve sin una finalidad, de modo que el ser humano es cuerpo y conciencia, y tiene un atributo, que es el libre albedrío. Ahora bien, se angustia ante esta responsabilidad que supone crearse una personalidad propia, como trata en Las manos sucias. Plantea también el tema de la incomunicación humana en su obra teatral A puerta cerrada. Tres personajes condenados a vivir en la misma habitación eternamente llegan a la conclusión de que el infierno está en los demás. Sartre recoge todas sus ideas en un libro titulado El ser y la nada.
En el caso de Camus, es mejor escritor que pensador. Le fue concedido el Premio Nobel y se negó a recogerlo como medida de protesta. Ha influido mucho con sus novelas, donde plantea esa problemática existencial, como puede apreciarse en El extranjero, La peste, El mito de Sísifo y El hombre en rebeldía. En el caso de la primera obra, encontramos un trabajador que rechaza enérgicamente un ascenso. Su pareja, tras muchos años de noviazgo desea casarse, y él no quiere. Su madre está en una residencia y muere. Éste se queda dormido en el velatorio. Es extranjero, diferente a la mayoría. Estando en la playa, un árabe lo deslumbra con una navaja y, por tanto, lo mata. Es condenado a muerte, y cuando el cura le va a dar la extremaunción lo echa.
4) Décadas de los cuarenta y cincuenta. Lo principal es el teatro de lo absurdo. Se plantean problemas del ser humano, pero de manera absurda, grotesca, dejando dolor, angustia, etc.
2.3.- LA RELIGIOSIDAD LITERARIA.
Encontramos, dada la problemática de la época, un resurgimiento religioso de la fe. Sus principales autores son Claudel, Chesterton, Papini, y la idea común para ellos es la de aceptación de los dogmas, el Misterio, y todos los elementos religiosos desde la fe, sin plantearse siquiera si la razón puede o no dar respuesta a todas esas cuestiones. Ellos da lugar a lo que se ha llamado “lirismo profético”, con importancia literaria y teológica. Es el origen del llamado “Cristianismo trágico”, que va a consistir en esa visión cristiana del último momento de la vida. En ese instante, el alma es un campo de batalla entre Dios y el diablo.
3.- LA NOVELA DEL 98.
3.1.- CARACTERÍSTICAS GENERALES.
En muchas cuestiones la Generación del 98 va a coincidir con el Modernismo, ya que ambas tendencias intentan separarse del Realismo. Por ello, hay una serie de autores que, al menos en un principio, pueden ser considerados miembros del 98 y modernistas
Miguel de Unamuno, Baroja, y el propio Valle Inclán se empeñaron en hacer lo que ellos denominaban “una prosa de arte”, pero este intento de renovar la prosa no va a cuajar hasta 1902, año en que se publican los siguientes libros:
- La voluntad, de Azorín.
- Amor y pedagogía, de Unamuno.
- Camino de perfección, de Baroja.
- Sonata de otoño, de Valle Inclán.
Estas cuatro novelas sí son ya el resultado de la oposición mostrada al Realismo, y se caracterizan por dos rasgos fundamentales:
a) Aparición del subjetivismo, es decir, no interesa la tanto realidad, sino que ahora lo fundamental es el modo en que la persona encaja y vive dicha realidad.
b) Todas las novelas tienen una preocupación artística; es decir, además de contar una historia, siempre hay un a preocupación por las técnicas narrativas (tiempo, espacio, personajes, etc.). Por ejemplo, mientras que en el Realismo conocíamos cada lugar (Vetusta en La Regenta), ahora, con pocas referencias, conocemos muy bien el espacio y el tiempo, como en San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno.
3.2.- AUTORES.
En el desarrollo de este tema nos vamos a centrar, fundamentalmente, en la figura de los dos autores especialmente relevantes para la renovación del género narrativo: Unamuno y Baroja. Del mismo modo, nos detendremos de manera monográfica en alguna de sus más importantes novelas: San Manuel Bueno, mártir y El árbol de la ciencia respectivamente.
3.2.1.- Miguel de Unamuno.
Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao en 1864. Fue catedrático de griego, gran conocedor de la lengua, y ello le sirvió para sacar todos los sentidos posibles a cualquier palabra. Llegó a ser rector de la Universidad de Salamanca en 1901. Fue un gran excursionista (visitó gran número de pueblos de Castilla), pero vivió en Salamanca. Cuando en 1924 sube al poder Primo de Rivera, Unamuno se opone y lo critica, siendo desterrado a Fuerteventura hasta 1930. Logra escaparse y se va a París. Cuando finaliza la dictadura regresa a España, de nuevo es nombrado rector y ejerce como diputado socialista durante la Segunda República, pero no termina de ver avances y se va desengañando. Cuando se produce la sublevación militar de 1936 Unamuno se muestra tibio en un primer momento, aunque en octubre del mismo año realiza un discurso contra Franco. De nuevo es destituido como rector, y es encarcelado en su casa, hasta que, unos meses después, el 31 de diciembre, muere.
Unamuno fue un hombre de fuerte personalidad, aunque contradictoria por momentos. Una fecha clave en su vida la encontramos en el año 1897, donde, tras la muerte de su hijo, comienza a hacerse más conservador después de pasar una fuerte crisis personal y de fe. Durante diversos momentos de su vida va a tratar de recuperar la fe, pero no lo consigue. “Quiero creer, pero no puedo”. Considera que la vida es sinónimo de agonía en el sentido de lucha constante. Hay un filósofo que influyó muchísimo en su pensamiento, Kierkegaard, el cual dice que la fe no es algo subjetivo, un don, sino que es algo que hay que conseguir. Esta preocupación por la fe, por el destino, aparecerá a lo largo de toda su obra. Cultivó todos los géneros literarios, y en ellos encontramos dos temas fundamentales:
- La preocupación por España.
- El sentido de la vida humana.
- El sentido de la vida humana.
Pasamos, a continuación, a ver la producción literaria de Unamuno de un modo general para detenernos posteriormente de manera monográfica en el estudio de su nivola San Manuel Bueno, mártir.
A/ Estudio de la obra en general.
Trabajó el ensayo, la poesía, el teatro y la novela, la cual, en ese afán de contradicción él llamó “nivola”.
EL ENSAYO es el vehículo que tiene para expresar sus preocupaciones, que giran en torno a tres ejes:
- No escribe un corpus, sino que escribe según va surgiendo la duda.
- Sus pensamientos filosóficos no son algo excesivamente elevado, sino que son preocupaciones que afectan al hombre de la calle (¿qué va a ser de mí?).
- Está expresado de manera paradójica. No se dice directamente, sino por medio de rodeos. Ellos es debido a esa lucha continua con sus ideas. En ese sentido siempre se debate entre dos posturas: amor frente a razón, necesidad frente a deber, muerte frente a inmortalidad, ciencia contra religión, etc.
- Sus pensamientos filosóficos no son algo excesivamente elevado, sino que son preocupaciones que afectan al hombre de la calle (¿qué va a ser de mí?).
- Está expresado de manera paradójica. No se dice directamente, sino por medio de rodeos. Ellos es debido a esa lucha continua con sus ideas. En ese sentido siempre se debate entre dos posturas: amor frente a razón, necesidad frente a deber, muerte frente a inmortalidad, ciencia contra religión, etc.
El primero de sus ensayos lleva por título En torno al casticismo, de 1895. El tema tratado es el tema de España, la decadencia del país. Unamuno plantea en él la exaltación de Castilla como cuna del espíritu inicial español. Otra de las ideas planteadas es la necesidad de “europeizar” España como solución al atraso, y “castellanizar” Europa para así no perder nuestra identidad. Escribe también acerca de la necesidad de restaurar la “intrahistoria”, que es un proceso espiritual. Pero hay otros ensayos que tratan el problema de España, y muchos de ellos surgieron como libros de viajes tras excursiones por Castilla. Algunos ejemplos: Vida de don Quijote y Sancho (1905). Don Quijote es un modelo de cómo sacar a España del pozo. Por tierras de Portugal y España (1911) y Andanzas y visiones españolas (1922), que trata de la influencia del paisaje en las personas.
Los demás ensayos abordan el sentido de la vida: Del sentimiento trágico de la vida (1913) es, seguramente, el más importante. Se advierte la influencia de Kierkegaard en el sentido de que la persona toma conciencia de su propia existencia temporal aquí en la tierra. Habla también del miedo a la no existencia, y se aprecia la fuerte oposición entre la fe y la razón. El ser humano siente ansias de plenitud, pero ante eso hay una amenaza, la nada tras la muerte. Surge la angustia, que es el despertar a la condición trágica del hombre. Ahora Unamuno trata el tema de la inmortalidad. “Si el alma humana no es inmortal, nada vale nada, ni hay esfuerzo que merezca la pena”. Dice que tiene “hambre de Dios”, pero la razón le dice que no existe.
El otro gran ensayo de Unamuno lleva por título La agonía del cristianismo (1925), muy relacionada con San Manuel Bueno, mártir. Lucha por creer en Dios, a pesar de saber que no cree. Es una postura muy similar a la de Antonio Machado.
LA POESÍA de Unamuno es muy pesimista, y sigue planteando la misma postura que en el ensayo. Es muy descarnada, difícil de entender, pero una de las más importantes del pasado S.XX. A pesar de coincidir en el tiempo, la poesía de Unamuno no tiene nada de modernista, sino que es muy clásica, como Garcilaso, Góngora, etcétera. Un primer volumen poético lo tituló Poesías (1907), y otro Rosario de sonetos líricos (1911). Son libros muy raros en relación con los de su época. Tiene un larguísimo poema titulado El Cristo de Velázquez (1920) a propósito del cuadro del pintor sevillano, muy clásico, en el que revive sus preocupaciones religiosas. Otro libro extraño es Teresa (1924), muy influido por Bécquer y el Romanticismo, de meditaciones filosóficas. Establece una relación entre el paisaje y el alma del protagonista, muy difícil de entender.
Otros títulos de poesía, ahora de viajes, son Andanzas y visiones españolas (1922), exactamente igual que el ensayo del mismo nombre, pero en poesía, Rimas de dentro (1923), De Fuerteventura a París (1925), libro que cuenta su huída del arresto, justo antes de escribir El romancero del destierro (1928). Su último libro se titula Cancionero (1953), publicado póstumamente. Contiene más de 1700 poemas, todos escritos desde 1928 hasta 1936, año de su muerte. Están dedicados al paisaje, a otros poetas (sobre todo a Lope de Vega).
En resumen, la poesía de Unamuno es muy difícil de comprender y muy poco lúdica. Es una poesía de pensamiento, de dolor, de meditación, vertida en formas clásicas (sonetos sobre todo). Tiende Unamuno a eliminar la rima en busca de la libertad. Se muestra enemigo de la musicalidad, la sensualidad, el exceso, etc.
EL TEATRO de Unamuno fue un auténtico fracaso, porque es un teatro de pensamiento, que no distraía, con muy pocas acciones y donde sólo aparecían personajes meditando acerca de asuntos graves. Algunos de sus títulos teatrales son El otro y Sombras del sueño. Ni que decir tiene que no fue representado.
LA NOVELA O “NIVOLA” es el género que más y mejor renovó. Esa renovación tiene que ver con un deseo de originalidad, y ésta reside en que, para él, la novela debe ser el vehículo que le sirva para mostrar sus preocupaciones existenciales. Predominan las antítesis, las paradojas, las contradicciones, y un lenguaje desnudo, sin adornos. Su primera novela se titula Paz en la guerra (1897). Es de tema histórico, y muy extensa, algo anormal en Unamuno. Tardó más de doce años en escribirla. Habla de su infancia durante la última Guerra carlista. Su segunda novela se titula Amor y pedagogía (1902), novela de ideas en la que critica la pedagogía. (Un científico ateo tiene un hijo, al que pretende educar como si fuese un sabio. El hijo acaba suicidándose y el padre se convierte en un fervoroso cristiano). Por las novedades formales los críticos literarios dijeron que no era una verdadera novela. Unamuno lo acepta, y a Niebla, su siguiente novela, la va a designar como “nivola”. Una nivola según Unamuno es:
- un relato dramático que cuenta realidades subjetivas, sin adornos, y en las que suele faltar la descripción detallada de la personalidad del protagonista.
- el protagonista suele ser agonista, es decir, en continuo debate con sus preocupaciones internas, y aterrorizado por la idea de que va a morir, ya que piensa que ese es el final.
- se ofrecen muy pocos datos acerca de la realidad, por lo que las nivolas destacan por su escasez descriptiva.
- la fuerza de la nivola va a residir en los diálogos de los personajes.
- En la mayoría de las nivolas hay relación entre el personaje protagonista y el autor, y lo utiliza para hacer dudar de la existencia y para hacer dudar al lector.
Como hemos señalado anteriormente, la primera gran nivola de Unamuno es Niebla (1914). Presenta la historia de Augusto Pérez, personaje pasivo y aburrido hasta que descubre el amor. Su relación sentimental fracasa y queda sumido en una profunda depresión, hasta el punto de que el personaje se enfrenta con Unamuno, autor de la obra, y, por lo tanto, su creador, por haber hecho que ocurran estas cosas en su vida. Le cuenta que ha tomado la determinación de suicidarse, y Unamuno se niega, y posteriormente ocurre al contrario, Unamuno quiere matarlo y Augusto se niega a morir. Todo es una metáfora. Unamuno actúa como Dios, y Augusto Pérez como el verdadero Unamuno.
Su siguiente novela se titula Abel Sánchez (1917). Habla del odio, de la envidia. Es un Abel que se comporta como Caín. Pero más importante todavía es su siguiente novela, La tía Tula (1921). Trata aquí el tema de la maternidad simbólica. Tula es una mujer que vive con su hermana y la familia de ésta. Al morir su hermana Tula se encarga de la familia, el marido y los hijos. El cuñado le plantea casarse para suplir a la madre, pero Tula se niega. Con los años, el viudo se enamora de otra y se casa, por lo que la tía Tula debe irse del hogar, quedándose sin sus “fingidos queridos hijos”.
Además, escribió cuentos y novelas cortas, como Tres novelas ejemplares (1920). Su gran novela corta va a ser San Manuel Bueno, mártir, obra ya de madurez. A diferencia de todo lo anterior, Unamuno ahora va a preferir la inconsciencia a la verdad si el hecho de la verdad implica desengaño y tristeza.
B/ San Manuel Bueno, mártir.
Los demás ensayos abordan el sentido de la vida: Del sentimiento trágico de la vida (1913) es, seguramente, el más importante. Se advierte la influencia de Kierkegaard en el sentido de que la persona toma conciencia de su propia existencia temporal aquí en la tierra. Habla también del miedo a la no existencia, y se aprecia la fuerte oposición entre la fe y la razón. El ser humano siente ansias de plenitud, pero ante eso hay una amenaza, la nada tras la muerte. Surge la angustia, que es el despertar a la condición trágica del hombre. Ahora Unamuno trata el tema de la inmortalidad. “Si el alma humana no es inmortal, nada vale nada, ni hay esfuerzo que merezca la pena”. Dice que tiene “hambre de Dios”, pero la razón le dice que no existe.
El otro gran ensayo de Unamuno lleva por título La agonía del cristianismo (1925), muy relacionada con San Manuel Bueno, mártir. Lucha por creer en Dios, a pesar de saber que no cree. Es una postura muy similar a la de Antonio Machado.
LA POESÍA de Unamuno es muy pesimista, y sigue planteando la misma postura que en el ensayo. Es muy descarnada, difícil de entender, pero una de las más importantes del pasado S.XX. A pesar de coincidir en el tiempo, la poesía de Unamuno no tiene nada de modernista, sino que es muy clásica, como Garcilaso, Góngora, etcétera. Un primer volumen poético lo tituló Poesías (1907), y otro Rosario de sonetos líricos (1911). Son libros muy raros en relación con los de su época. Tiene un larguísimo poema titulado El Cristo de Velázquez (1920) a propósito del cuadro del pintor sevillano, muy clásico, en el que revive sus preocupaciones religiosas. Otro libro extraño es Teresa (1924), muy influido por Bécquer y el Romanticismo, de meditaciones filosóficas. Establece una relación entre el paisaje y el alma del protagonista, muy difícil de entender.
Otros títulos de poesía, ahora de viajes, son Andanzas y visiones españolas (1922), exactamente igual que el ensayo del mismo nombre, pero en poesía, Rimas de dentro (1923), De Fuerteventura a París (1925), libro que cuenta su huída del arresto, justo antes de escribir El romancero del destierro (1928). Su último libro se titula Cancionero (1953), publicado póstumamente. Contiene más de 1700 poemas, todos escritos desde 1928 hasta 1936, año de su muerte. Están dedicados al paisaje, a otros poetas (sobre todo a Lope de Vega).
En resumen, la poesía de Unamuno es muy difícil de comprender y muy poco lúdica. Es una poesía de pensamiento, de dolor, de meditación, vertida en formas clásicas (sonetos sobre todo). Tiende Unamuno a eliminar la rima en busca de la libertad. Se muestra enemigo de la musicalidad, la sensualidad, el exceso, etc.
EL TEATRO de Unamuno fue un auténtico fracaso, porque es un teatro de pensamiento, que no distraía, con muy pocas acciones y donde sólo aparecían personajes meditando acerca de asuntos graves. Algunos de sus títulos teatrales son El otro y Sombras del sueño. Ni que decir tiene que no fue representado.
LA NOVELA O “NIVOLA” es el género que más y mejor renovó. Esa renovación tiene que ver con un deseo de originalidad, y ésta reside en que, para él, la novela debe ser el vehículo que le sirva para mostrar sus preocupaciones existenciales. Predominan las antítesis, las paradojas, las contradicciones, y un lenguaje desnudo, sin adornos. Su primera novela se titula Paz en la guerra (1897). Es de tema histórico, y muy extensa, algo anormal en Unamuno. Tardó más de doce años en escribirla. Habla de su infancia durante la última Guerra carlista. Su segunda novela se titula Amor y pedagogía (1902), novela de ideas en la que critica la pedagogía. (Un científico ateo tiene un hijo, al que pretende educar como si fuese un sabio. El hijo acaba suicidándose y el padre se convierte en un fervoroso cristiano). Por las novedades formales los críticos literarios dijeron que no era una verdadera novela. Unamuno lo acepta, y a Niebla, su siguiente novela, la va a designar como “nivola”. Una nivola según Unamuno es:
- un relato dramático que cuenta realidades subjetivas, sin adornos, y en las que suele faltar la descripción detallada de la personalidad del protagonista.
- el protagonista suele ser agonista, es decir, en continuo debate con sus preocupaciones internas, y aterrorizado por la idea de que va a morir, ya que piensa que ese es el final.
- se ofrecen muy pocos datos acerca de la realidad, por lo que las nivolas destacan por su escasez descriptiva.
- la fuerza de la nivola va a residir en los diálogos de los personajes.
- En la mayoría de las nivolas hay relación entre el personaje protagonista y el autor, y lo utiliza para hacer dudar de la existencia y para hacer dudar al lector.
Como hemos señalado anteriormente, la primera gran nivola de Unamuno es Niebla (1914). Presenta la historia de Augusto Pérez, personaje pasivo y aburrido hasta que descubre el amor. Su relación sentimental fracasa y queda sumido en una profunda depresión, hasta el punto de que el personaje se enfrenta con Unamuno, autor de la obra, y, por lo tanto, su creador, por haber hecho que ocurran estas cosas en su vida. Le cuenta que ha tomado la determinación de suicidarse, y Unamuno se niega, y posteriormente ocurre al contrario, Unamuno quiere matarlo y Augusto se niega a morir. Todo es una metáfora. Unamuno actúa como Dios, y Augusto Pérez como el verdadero Unamuno.
Su siguiente novela se titula Abel Sánchez (1917). Habla del odio, de la envidia. Es un Abel que se comporta como Caín. Pero más importante todavía es su siguiente novela, La tía Tula (1921). Trata aquí el tema de la maternidad simbólica. Tula es una mujer que vive con su hermana y la familia de ésta. Al morir su hermana Tula se encarga de la familia, el marido y los hijos. El cuñado le plantea casarse para suplir a la madre, pero Tula se niega. Con los años, el viudo se enamora de otra y se casa, por lo que la tía Tula debe irse del hogar, quedándose sin sus “fingidos queridos hijos”.
Además, escribió cuentos y novelas cortas, como Tres novelas ejemplares (1920). Su gran novela corta va a ser San Manuel Bueno, mártir, obra ya de madurez. A diferencia de todo lo anterior, Unamuno ahora va a preferir la inconsciencia a la verdad si el hecho de la verdad implica desengaño y tristeza.
B/ San Manuel Bueno, mártir.
Es una obra tardía, corta, y considerada como la más perfecta de Unamuno. Puede entenderse como un “testamento espiritual”. Dijo Unamuno “tengo la conciencia de haber puesto en ella todo mi pensamiento trágico”. Escrita en 1930 y publicada como novela corta en la colección La novela de hoy en 1931. Hasta dos años después, en 1933, Unamuno por fin la publica como libro junto a otras tres novelas y un prólogo general.
Si nos fijamos en el TÍTULO, podemos apreciar dos características religiosas: “san”, pensando ya en la beatificación, y “mártir”. Además, hay una alusión onomástica en “Manuel”, que significa “Dios con nosotros”. “Bueno”, además de ser el apellido, funciona como epíteto, como adjetivo, consiguiendo así levantar la expectativa religiosa, rota por completo por el argumento de la nivola.
En cuanto al TEMA, el elemento central radica en la lucha por creer en la inmortalidad del alma y no llegar a conseguirlo, contraponiéndose así la figura de don Manuel con la de sus feligreses, a los que miente piadosamente para que sigan siendo felices al creer en la inmortalidad del alma y la vida eterna. En el centro de ambas posturas se encuentra Ángela Carballino. Todo funciona como una alegoría de la vida de Unamuno, su ausencia de fe y sus ganas de creer.
Una vez centrados en la ESTRUCTURA de la obra, formalmente (estructura externa) encontramos veinticinco secuencias, separadas sólo por un espacio en blanco e independientes entre sí. En cuanto a la estructura interna, hay una primera parte, las memorias de Ángela, la cual se subdivide en:
- Presentación y justificación de las memorias (secuencia 1).
- Nudo central y desenlace (secuencias 2-22).
- Reflexión final de Ángela (secuencia 23-24).
- Nudo central y desenlace (secuencias 2-22).
- Reflexión final de Ángela (secuencia 23-24).
La segunda parte es el epílogo de Unamuno (secuencia 25), donde dice que todo lo anterior es un manuscrito encontrado, y que él es un mero editor que se limita a opinar del asunto. Se trata pues de una novela cerrada por la muerte de los personajes, pero circular por su comienzo en el presente, vuelta al pasado, y retorno al presente en el que comenzó.
Si nos fijamos en el TIEMPO, habría que distinguir entre varios momentos, al menos los tres siguientes:
- El presente del editor, Unamuno, con fecha de 1930.
- El presente de la narradora, Ángela, que se hace evidente con el uso del adverbio “ahora”, que es el pasado para Unamuno, pero que es el futuro para los hechos que se narran.
- El pasado de la historia del cura.
En cuanto al ESPACIO, vamos a tener también que distinguir entre diferentes lugares, principalmente los dos que a continuación se detallan:
- El espacio real es Valverde de Lucerna. Unamuno dice en el prólogo que se había inspirado en un pueblo de Zamora, junto al lago de Sanabria, San Martín de la Castañeda, al pie de unas ruinas y con la leyenda de la ciudad del lago.
- El espacio novelesco es un espacio que no se detalla porque es una novela de protagonista, por lo que el paisaje tiene un valor simbólico, muy poco descrito.
Recordando el nombre del lugar surgen también algunas aclaraciones: Valverde de Lucerna, perteneciente a la diócesis de Renada. “Val” remite directamente a valle, y el verde es el color de la esperanza. Lucerna remite directamente a algo que luce, que brilla. Una mezcla entre linterna y luciérnaga (Del lat. Lucerna .4. luciérnaga. 5. Especie de lamparilla o linterna).Por tanto, “el valle de la esperanza que alumbra”. Renada, la diócesis, tampoco existe. “Re” funciona como “doblemente”. Así que, la diócesis de “doblemente nada”, indicador de que no hay nada más allá. De la aldea se nos dice que es el reflejo de la sumergida en el lago. Hay una relación muy estrecha entre el párroco y el paisaje. Por ejemplo, los rasgos físicos de don Manuel están relacionados. Se dice que tenía la cabeza como “la peña del buitre”, y es comparado en varias ocasione con el lago. Don Manuel forma parte del paisaje, ya está en la vida del recuerdo.
Si observamos ahora a los PERSONAJES, en Valverde de Lucerna se producen pocas acciones. La acción narrativa ocupa un segundo plano. Tampoco hay descripciones de los personajes, y los conocemos por medio de los diálogos o por Ángela. Unamuno pretende dar mucha información en poco espacio, de ahí el valor simbólico de los nombres:
- Manuel: “Dios con nosotros”.
- Ángela: “Enviado de Dios, el mensajero”.
- Lázaro: “Amigo de Cristo, resucitado”.
- Perote: “De Pedro. Buenazo, sin maldad”.
- Blasillo: “Diminutivo afectivo. El tonto del pueblo. Repite todo lo que dice don Manuel con la misma voz. San Blas es el patrón de la voz.
- El resto son gentes anónimas, no tienen una relación directa, pero conforman el conjunto de Valverde.
Del físico de don Manuel no se dice nada. Su personalidad es compleja, lucha y contradicción entre lo que siente y lo que quiere sentir. El resultado final es que don Manuel no es un buen cura, porque carece de vocación y consiente que el pueblo lo alabe, no cree en la vida eterna y no lleva una vida de oración. Todo eso lo hace para que los demás no pasen por el mismo calvario que él. El Unamuno editor realiza una comparación entre don Manuel y Moisés, puesto que Moisés no pudo entrar en la tierra prometida y sin embargo predicaba sobre ella, y a don Manuel le ocurre lo mismo con la vida eterna.
Ángela no es una narradora omnisciente, no lo sabe todo, sino que se vale de otros recursos para tener información, tales como los propios recuerdos o lo que Lázaro le contaba. También se sirve de una especie de memorias que Lázaro comenzó a escribir tras la muerte del clérigo. Por tanto, la idea que preside la novela es la ambigüedad, y poco se conoce de la vida de Don Manuel verdaderamente. De ahí la paradoja que se desprende de las palabras de Ángela: “Lázaro y don Manuel creían sin saber que creían”
El ESTILO de la obra juega con la técnica del manuscrito encontrado. De este modo Unamuno se distancia de la obra para que así se presente como mucho más verosímil mediante la utilización de una narradora, Ángela Carballino. Casi no hay descripción ni monólogos, ya que fundamentalmente predomina la narración. También hay referencias culturales a don Quijote, a Moisés, a Cristo, citas bíblicas, etc.
En resumen, no podemos hablar de una novela autobiográfica, pero sí hay semejanza entre el cura y el Unamuno real. San Manuel Bueno, mártir sirve, como dijimos al principio, como testamento ideológico del autor perteneciente a la Generación del 98.
3.2.1.- Pio Baroja y Nessi.
- El presente de la narradora, Ángela, que se hace evidente con el uso del adverbio “ahora”, que es el pasado para Unamuno, pero que es el futuro para los hechos que se narran.
- El pasado de la historia del cura.
En cuanto al ESPACIO, vamos a tener también que distinguir entre diferentes lugares, principalmente los dos que a continuación se detallan:
- El espacio real es Valverde de Lucerna. Unamuno dice en el prólogo que se había inspirado en un pueblo de Zamora, junto al lago de Sanabria, San Martín de la Castañeda, al pie de unas ruinas y con la leyenda de la ciudad del lago.
- El espacio novelesco es un espacio que no se detalla porque es una novela de protagonista, por lo que el paisaje tiene un valor simbólico, muy poco descrito.
Recordando el nombre del lugar surgen también algunas aclaraciones: Valverde de Lucerna, perteneciente a la diócesis de Renada. “Val” remite directamente a valle, y el verde es el color de la esperanza. Lucerna remite directamente a algo que luce, que brilla. Una mezcla entre linterna y luciérnaga (Del lat. Lucerna .4. luciérnaga. 5. Especie de lamparilla o linterna).Por tanto, “el valle de la esperanza que alumbra”. Renada, la diócesis, tampoco existe. “Re” funciona como “doblemente”. Así que, la diócesis de “doblemente nada”, indicador de que no hay nada más allá. De la aldea se nos dice que es el reflejo de la sumergida en el lago. Hay una relación muy estrecha entre el párroco y el paisaje. Por ejemplo, los rasgos físicos de don Manuel están relacionados. Se dice que tenía la cabeza como “la peña del buitre”, y es comparado en varias ocasione con el lago. Don Manuel forma parte del paisaje, ya está en la vida del recuerdo.
Si observamos ahora a los PERSONAJES, en Valverde de Lucerna se producen pocas acciones. La acción narrativa ocupa un segundo plano. Tampoco hay descripciones de los personajes, y los conocemos por medio de los diálogos o por Ángela. Unamuno pretende dar mucha información en poco espacio, de ahí el valor simbólico de los nombres:
- Manuel: “Dios con nosotros”.
- Ángela: “Enviado de Dios, el mensajero”.
- Lázaro: “Amigo de Cristo, resucitado”.
- Perote: “De Pedro. Buenazo, sin maldad”.
- Blasillo: “Diminutivo afectivo. El tonto del pueblo. Repite todo lo que dice don Manuel con la misma voz. San Blas es el patrón de la voz.
- El resto son gentes anónimas, no tienen una relación directa, pero conforman el conjunto de Valverde.
Del físico de don Manuel no se dice nada. Su personalidad es compleja, lucha y contradicción entre lo que siente y lo que quiere sentir. El resultado final es que don Manuel no es un buen cura, porque carece de vocación y consiente que el pueblo lo alabe, no cree en la vida eterna y no lleva una vida de oración. Todo eso lo hace para que los demás no pasen por el mismo calvario que él. El Unamuno editor realiza una comparación entre don Manuel y Moisés, puesto que Moisés no pudo entrar en la tierra prometida y sin embargo predicaba sobre ella, y a don Manuel le ocurre lo mismo con la vida eterna.
Ángela no es una narradora omnisciente, no lo sabe todo, sino que se vale de otros recursos para tener información, tales como los propios recuerdos o lo que Lázaro le contaba. También se sirve de una especie de memorias que Lázaro comenzó a escribir tras la muerte del clérigo. Por tanto, la idea que preside la novela es la ambigüedad, y poco se conoce de la vida de Don Manuel verdaderamente. De ahí la paradoja que se desprende de las palabras de Ángela: “Lázaro y don Manuel creían sin saber que creían”
El ESTILO de la obra juega con la técnica del manuscrito encontrado. De este modo Unamuno se distancia de la obra para que así se presente como mucho más verosímil mediante la utilización de una narradora, Ángela Carballino. Casi no hay descripción ni monólogos, ya que fundamentalmente predomina la narración. También hay referencias culturales a don Quijote, a Moisés, a Cristo, citas bíblicas, etc.
En resumen, no podemos hablar de una novela autobiográfica, pero sí hay semejanza entre el cura y el Unamuno real. San Manuel Bueno, mártir sirve, como dijimos al principio, como testamento ideológico del autor perteneciente a la Generación del 98.
3.2.1.- Pio Baroja y Nessi.
Nació en San Sebastián (1872-1956). Estudió medicina, y su carácter siempre lo dejó insatisfecho. Jamás sintió vocación para este oficio, aunque ejerció como médico rural, al igual que Andrés Hurtado, su “alter ego”. Baroja abandona el trabajo y se hace cargo de una panadería familiar en Madrid. Fracasa, y a partir de aquí se dedica por completo a escribir. Los últimos años de su vida los pasó sin salir de casa. Su carácter fue poco amistoso y muy hostil, hasta el punto de rechazar cualquier manifestación de integración social (amistad, trabajo, matrimonio). Su actitud vital fue el pesimismo. Para él, el mundo es un caos, la vida un sinsentido, y no hay que tener confianza en los demás. Pero toda esta visión del mundo está precedida de una crisis personal que tuvo en su juventud, cuando era anarquista, hasta el punto de que termina siendo un escéptico total. En cuanto al tema religioso, fue anticlerical. En el aspecto personal, fue autodidacta, y él solo aprendió todo lo literario y filosófico que va a conformar su obra. La ciencia le sirvió como modelo de vida y para comprender las limitaciones de la razón. Leyó a Kant y a Nietzsche, pero fue Schopenhauer quien más influyó en su formación, ya que este habla del pesimismo y del escepticismo. Concretamente, dice Schopenhauer que “el sufrimiento es proporcional a la conciencia intelectual”. Cuanto más conozcas, más sufres. Después, la solución es no hacer nada, la llamada “ataraxia” (estado casi vegetativo).
En 1934 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Durante la Guerra Civil fue arrestado y pasó cuatro años en el exilio francés. La invasión alemana le obligó a regresar a España, donde morirá en 1956.
A/ Estudio de la obra en general.
En cuanto a su trabajo, sobre todo escribió novela, revelándose así como uno de los mayores renovadores de principios de siglo. Era gran admirador de Dostoievski, novelista del Realismo ruso. Baroja es renovador tanto por la cantidad, calidad, por los personajes, y por un mundo novelesco propio. Para él, la NOVELA:
- Es “un saco en el cabe todo”, siempre que esté bien hecho. Está negando la eficacia de toda técnica narrativa, ya que entiende la novela como un género multiforme.
- De todas las novelas posibles, él rechaza la novela cerrada y prefiere que las novelas no tengan una idea previa. También le gusta la acción, muchas actividades, pero sin ningún sentido: el hacer por hacer. Los personajes no consiguen nada y se retiran a la inacción.
A sus novelas les falta argumento, pero de manera consciente, ya que él concibe el mundo como algo caótico. Lo que verdaderamente otorga unidad a sus novelas es la creación de ambientes, el escenario creíble, y sobre todo el ritmo.
- De todas las novelas posibles, él rechaza la novela cerrada y prefiere que las novelas no tengan una idea previa. También le gusta la acción, muchas actividades, pero sin ningún sentido: el hacer por hacer. Los personajes no consiguen nada y se retiran a la inacción.
A sus novelas les falta argumento, pero de manera consciente, ya que él concibe el mundo como algo caótico. Lo que verdaderamente otorga unidad a sus novelas es la creación de ambientes, el escenario creíble, y sobre todo el ritmo.
Los PERSONAJES suelen ser tristes, pesimistas, a quienes la vida ha maltratado y contra los que se mueve el destino. Están frustrados, inadaptados, buscando la inacción. Sin embargo, no es un novelista psicológico como Unamuno, sino que a sus personajes los conocemos por cómo se van comportando, poco a poco. Dentro de los personajes, Baroja tiene preferencia por los desvalidos y secundarios. En general, los protagonistas suelen ser su “alter ego”, reflejando, de una u otra manera, su forma de ser. El más parecido es Andrés Hurtado. De un modo general, los personajes de Baroja pueden agruparse en tres grupos diferentes:
- Los que actúan como espectadores por haber fracasado en su intento de cambiar la vida. Un claro exponente es el viejo Iturrioz (El árbol de la ciencia), que había sido médico y ahora sólo observa.
- Otro grupo tiene una actitud contraria a las normas sociales como modo de huída del mundo.
- El último grupo está constituido por los aventureros, los activos, los emprendedores, que suelen identificarse con personajes vascos, y sus profesiones son muy claras: marineros, guerrilleros, etc. Los más significativos, Zalacaín y Shanti Andía.
Por último, y también a diferencia de Unamuno, la descripción del ambiente y de los lugares cobra importancia, ya que, como recordamos, Unamuno no se detenía en ello.
En cuanto al ESTILO, podemos ver que predomina una idea: la claridad, la concisión y espontaneidad con que cuenta las cosas. Utiliza el habla coloquial, las palabras jergales e incluso el argot marginal. De la misma manera, puede llegar a emplear giros dialécticos para acercarse al lector y resultar verosímil. El diálogo también es muy utilizado, y se presenta antirretórico.
Si nos centramos ya en su PRODUCCIÓN, cabe decir que Baroja fue un autor muy prolífico. Escribió muchísimo. Su obra consta de 66 tomos de novelas, 5 tomos de relatos breves, 4 de cuentos, 9 de ensayos, 3 de biografías, 2 de teatro, 8 de sus propias memorias, y al final de su vida incluso se atrevió con la poesía en un libro titulado Canciones de suburbio. Muchas de sus novelas (veintisiete) están agrupadas en nueve trilogías, pero para estudiarlas, como no hay relación entre ellas, vamos a adoptar un criterio lo más estrictamente cronológico que nos sea posible:
- Otro grupo tiene una actitud contraria a las normas sociales como modo de huída del mundo.
- El último grupo está constituido por los aventureros, los activos, los emprendedores, que suelen identificarse con personajes vascos, y sus profesiones son muy claras: marineros, guerrilleros, etc. Los más significativos, Zalacaín y Shanti Andía.
Por último, y también a diferencia de Unamuno, la descripción del ambiente y de los lugares cobra importancia, ya que, como recordamos, Unamuno no se detenía en ello.
En cuanto al ESTILO, podemos ver que predomina una idea: la claridad, la concisión y espontaneidad con que cuenta las cosas. Utiliza el habla coloquial, las palabras jergales e incluso el argot marginal. De la misma manera, puede llegar a emplear giros dialécticos para acercarse al lector y resultar verosímil. El diálogo también es muy utilizado, y se presenta antirretórico.
Si nos centramos ya en su PRODUCCIÓN, cabe decir que Baroja fue un autor muy prolífico. Escribió muchísimo. Su obra consta de 66 tomos de novelas, 5 tomos de relatos breves, 4 de cuentos, 9 de ensayos, 3 de biografías, 2 de teatro, 8 de sus propias memorias, y al final de su vida incluso se atrevió con la poesía en un libro titulado Canciones de suburbio. Muchas de sus novelas (veintisiete) están agrupadas en nueve trilogías, pero para estudiarlas, como no hay relación entre ellas, vamos a adoptar un criterio lo más estrictamente cronológico que nos sea posible:
§ PRIMER GRUPO: entre 1900 y 1912. Son las mejores y las más representativas novelas del 98, con mayores rasgos autobiográficos. Son: Camino de perfección (1902). En ella aparecen personajes cuya conducta está guiada por la ética y el vitalismo. Su protagonista, Fernando Ossorio, consigue superar las dificultades que va encontrando en la vida.
La trilogía que lleva por título La lucha por la vida está integrada por La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora roja (1905).
Una segunda trilogía de esta etapa es La tierra vasca, conformada por La casa Aizgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903), y, la más famosa, Zalacaín el aventurero (1909).
La tercera gran trilogía es La raza, de donde destacamos, sobre todo, la novela más importante de Pio Baroja: El árbol de la ciencia (1911), junto a La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).
§ SEGUNDO GRUPO: entre 1913 y 1936. Sigue escribiendo de manera importante, pero no hace ninguna innovación. Por citar alguna obra, Los visionarios (1932) o El cura de Monleón (1936).
§ TERCER GRUPO: entre 1937 y 1956). Prácticamente no escribe, y sus novelas ya no aportan nada. En 1952 se publican, censuradas, sus Obras completas.
B/ El árbol de la ciencia.
La trilogía que lleva por título La lucha por la vida está integrada por La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora roja (1905).
Una segunda trilogía de esta etapa es La tierra vasca, conformada por La casa Aizgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903), y, la más famosa, Zalacaín el aventurero (1909).
La tercera gran trilogía es La raza, de donde destacamos, sobre todo, la novela más importante de Pio Baroja: El árbol de la ciencia (1911), junto a La dama errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).
§ SEGUNDO GRUPO: entre 1913 y 1936. Sigue escribiendo de manera importante, pero no hace ninguna innovación. Por citar alguna obra, Los visionarios (1932) o El cura de Monleón (1936).
§ TERCER GRUPO: entre 1937 y 1956). Prácticamente no escribe, y sus novelas ya no aportan nada. En 1952 se publican, censuradas, sus Obras completas.
B/ El árbol de la ciencia.
Andrés Hurtado es un muchacho que empieza la carrera de Medicina. El resto de compañeros estudian por dinero, prestigio, etc., pero él estudia por vocación, para salvar a gente. Termina la carrera y se coloca como médico rural en Alcolea del campo. No le satisface. Se siente aislado entre toda esa gente, y sólo disfruta hablando con su tío, el médico Iturrioz. Tras muchas peripecias vitales sin encontrar compañera sentimental, su hermano Luisillo muere tras enfermar de tuberculosis, lo que hace que Andrés pierda definitivamente la esperanza. Alguna vez acude a un burdel para mantener relaciones sexuales con Lulú. Se enamora de ella, consigue sacarla del prostíbulo y posteriormente contraen matrimonio. Por fin Andrés está feliz verdaderamente, y más cuando Lulú se queda embarazada, pero el día del parto surge algún problema y todas sus ilusiones se apagan cuando mueren la madre y el hijo. Andrés Hurtado ingiere un medicamento y se suicida. Como lectura, se hace hincapié en que la ciencia no sirve para nada, ya que se presenta la reflexión de que si Lulú hubiera parido en el campo, igual no habría muerto.
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